De ser el blanco se volvió tirador. Entró en el complemento con la tribuna encima y en la primera que tocó... Shhh. “Hacerle un gol a Atlético era lo que quería. Los insultos no son nada agradables y a veces te generan impotencia. Pero por suerte pude cumplir”, dice orgulloso de haber tachado esa cuenta personal.
Lenci no sólo fue letal; no se quedó con el caño a su amigo Cristian Lucchetti y nada más. “Después del gol besé la camiseta porque era lo que quería pero también para que se callen un poquito”, avisa sin dramas, sintiendo que en los dos mano a mano que tuvo (con “Laucha” y con la tribuna del Monumental) salió ganando.
“Es que todo lo que pasa ya te cansa un poco. Yo me callé y me callé y respondí después, con otra cosa... Obviamente que uno hace lo que hace por la adrenalina que tiene dentro de la cancha, pero si yo me besé el escudo es porque me siento cómodo acá y porque San Martín me da muchas cosas, cosas que los que están en la vereda de enfrente no me dieron”. “Fabri” habla satisfecho con las devoluciones, mimando siempre a los “santos” que al menos disfrutaron junto con él las mieles de esa especie de vendetta con los “decanos”.
“En Atlético también tengo compañeros con los que hice amistad, ‘Laucha’, Sbuttoni, Malagueño y el orejón feo del “Pulga”, ja, a los que les deseo siempre lo mejor. No a la dirigencia que conmigo nunca se portó bien”, remarca y es sincero también en otro deseo: “espero que ellos tengan éxito y también puedan cumplir sus objetivos”.
“No me sentía cómodo”
“También tuve problemas personales. No me sentía cómodo y no era solamente la culpa de Atlético. Cuando uno no se siente cómodo en un club, no da el 100%, pero acá es diferente y por eso cada vez que entro doy el máximo”, compara sus ánimos.
Pese a que la Copa quedó en 25 y Chile, en el análisis colectivo Lenci tampoco cree que perdieron. “No se notó la diferencia de un equipo de Nacional B y otro de Argentino A. Por eso digo siempre que San Martín debe estar una categoría más arriba”, analiza recordando no sólo su gol sino el tiro en el poste de Rébola o la chance desperdiciada por Gonzalo Rodríguez que pudieron haber cambiado el curso de la definición. ¿Por qué su bocha sí entró? “En el primer tiempo ‘Laucha’ siempre se adelantaba, por eso me pareció rarísimo que cuando Becica me pone esa pelota él no estuviera dos pasos adelante... Pero bueno la paré, lo miré de reojo primero y después cerré los ojos y le di con todo. Donde iba, iba, y fue por debajo de las piernas”, revivió Lenci. Pese a las señas, el gol tuvo dedicatoria familiar y no dejará rencores con su amigo Lucchetti, que después de todo le ganó la Copa. “Seguro le escribo diciéndole algo”, ríe el 9.
Y avisa: ¿te vas a seguir besando el escudo? “Contra Atlético o cualquiera, porque es suerte”.